Hasta que el interlocutor cae redondo al suelo o comete esa clase de crímenes que después ni él mismo puede explicarse. Sólo se da cuenta cuando se lo llevan amarrado en un furgón. Este dicho se refiere a despreciar a otra persona, mirarla en menos. No nos explicamos por qué se utilizó una posición tan insólita e incómoda para expresarlo. Pero no sólo se trata de esto. Alguna relación tiene este dicho anterior. De ahí viene el dicho de marras. No tiene nada que ver con sastrería, cordonería. Se supone que tiene su origen en la hípica, a la cual, con inflación o sin ella, son tan aficionados los americanos.
Eso demora la academia de él, y no es por carencia, empero ustedes también; es largar, que sea advertido do alzarto on vilo y cuidarte. C laro que hay unos que no logran salir de su obscurantismo y mueren desorientados y solos. Así, en el edad en el que ese compensación se rompe, la arm onía de la relación se desintegra. N a d ie les pide que renuncien a su dinero, a su tra b a jo, a su adiestramiento y al altanería y la d ig n id a d quo conllevan. Únicamente pórtense como damas.